Desde muy joven, Salvador sintió el llamado inconfundible del chamamé. La guitarra se volvió su compañera fiel, aprendida primero entre amigos, en reuniones sencillas cargadas de mates y sueños, y luego perfeccionada junto a su primo Tito Miqueri, con quien compartiría no solo la sangre sino también el destino musical. Así, entre acordes y silencios, fue forjando un estilo propio, auténtico, profundamente correntino.
El año 1946 marcó el inicio de su camino profesional. Integró el Trío Pasionaria junto a Tito Miqueri en bandoneón y Fortunato Fernández en acordeón. Su primera actuación tuvo lugar en la Pista La Querencia, propiedad del músico Eustaquio Miño, escenario donde las notas comenzaron a volar alto y el nombre de Salvador Miqueri empezó a resonar más allá de su pueblo.
Desde aquel momento, Don Salvador dedicó más de sesenta y cinco años de su vida al chamamé, dejando un legado inmenso: cientos de grabaciones que hoy son verdaderas joyas musicales, obras de arte que conservan la esencia pura de la música correntina y el sentir profundo del litoral.
Su última actuación fue un gesto cargado de simbolismo. El viernes 16 de agosto de 2013, en la Plaza 25 de Mayo de Mburucuyá, volvió a abrazar su guitarra frente a su gente, como cerrando un círculo perfecto entre el nacimiento y la despedida. Pocos días después, el 20 de agosto de 2013, Don Salvador Miqueri partió en silencio, pero su música quedó para siempre, flotando en el aire del pueblo, en cada acorde de chamamé que vuelve a sonar.
" SIN RENCORES NI REPROCHES "